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viernes, 22 de marzo de 2013

EL LÍMITE AL ENDEUDAMIENTO DE LOS GOBIERNOS ESTATALES



Es francamente desesperante ver todos los días como a un tema de problemática tan fácil de resolver se le estén dando vueltas y vueltas, esperando quien sabe que, a lo mejor de que se le vea sin preocupación, como si la solución no estuviera a la vista de todos, por lo menos del Congreso-Gobierno. 

Concretamente se está haciendo referencia al asunto de la deuda de las entidades federativas y municipios, tan llevado y traído desde el año pasado, con motivo del irresponsable endeudamiento de varios gobiernos estatales, que la verdad, han llegado a niveles tan aberrantes, quedando impunes,  afectando a los nuevos gobiernos, y por consiguiente a la población, que no vale la pena ni tiene caso reproducirlos. 

En cambio, a lo que si se hará referencia es a lo que está ahí, a lo que es una realidad, y que por lo que se ve, nadie, ni el Congreso-Gobierno, quieren ver. 

Se trata de que los gobiernos estatales no son entes productivos, no son agentes productivos, léase bien, no son agentes productivos, tan simple y sencillamente porque no producen, no venden bienes y servicios a la población con lo cual puedan generar sus propios recursos de pago de las deudas que contraen, salvo lo productivo que si lo son en ese 10% de recursos propios que si obtienen y generan como resultado de los recursos propios que les representan como tal los impuestos estatales con los que gravan a la población, y que van desde el predial, tenencia, nómina principalmente, pero que no aportan ni representan más del 10% del presupuesto de egresos que anualmente ejercen.

De entrada ya hay entonces esa muy severa y muy seria  limitación para endeudarse, que es la muy poca, casi nula capacidad de endeudamiento que por su propia naturaleza tienen como resultado de no ser productivos, salvo en esa proporción de la baja participación de sus ingresos propios en el  Presupuesto Anual de Egresos. 

Lo cual lleva entonces a la restricción por aplicar, al límite por establecer, hay razones técnicas que lo estipulan, de  fijarles un porcentaje de sus recursos propios mas participaciones totales anuales que puedan destinar para el pago de deuda, mismo porcentaje, misma proporción que no deberán rebasar, salvo sanciones en contrario muy bien establecidas. 

De esta manera se tiene así el parámetro sobre el cual moverse en torno al endeudamiento estatal total acumulado, independientemente del plazo al que  los gobiernos contraigan las deudas, pues se puede fijar por ley que la entidad federativa no podrá destinar anualmente más allá del porcentaje máximo que se les fije de sus ingresos propios mas participaciones  para pagos de deuda contratada, no más, aunque si pudiera ser menor, mejor.   

El porcentaje debe fijarse de tal manera que no afecte negativamente el desempeño de los posteriores Gobiernos, precisamente para no afectar  negativamente a la Población, como está ya visto por ejemplo en el caso de Jalisco, Coahuila ya ni se diga, en donde el 60% de los ingresos estatales por impuestos se destinaron al pago de deuda, dejando al Gobierno entrante con ese lastre.

De aquí entonces que la viabilidad de endeudarse,  estará en función a como las amortizaciones anuales de la deuda afectarán en el presupuesto el porcentaje señalado a recursos propios mas participaciones  para destinarse a ese fin, de tal forma que si lo que le añada al siguiente año, por más corto ó largo que sea el plazo hace que se rebase el porcentaje que se les establezca, entonces las solicitudes de mayor endeudamiento no deberán proceder, por lo que es muy importante que este control, ese tope, se encuentre desde ya operante y autorizado en el Congreso de la Unión.  

Claro, fijar hasta ahora la reglamentación sobre el límite de endeudamiento a  las entidades y municipios traerá serias repercusiones negativas, como el hecho de que los nuevos gobiernos muy probablemente vayan a recibirse  sin posibilidad de deuda, pero bueno, reglamentarlos ahora acarreará obviamente menores repercusiones a las que pudieran darse más adelante,  si siguen esas deudas  tan sueltas como hasta ahora. 

Hay que registrar que las participaciones federales a entidades y municipios no deben tomarse tan seguras como para garantía de los créditos, porque obviamente son cambiantes, y si bien hasta ahora han sido crecientes, más vale estar siempre anticipados y preparados para cualquier eventualidad que pudiera presentarse de baja en los recursos de la federación a partir de muchas y muy variadas circunstancias, que aunque sean coyunturales, pueden presentarse e impactar negativamente y a la baja a las participaciones federales.  

Luego, hay que añadir  que si ya de por si las entidades federativas y municipios no son productivos más que en la proporción de 10% antes señalada, ahora hay que agregarles la característica de que son completamente dependientes de las participaciones federales para su gasto público a niveles del  90%, porque justamente no las producen, no las generan, sino que solo las reciben a través del Presupuesto de Egresos de la Federación.
Por lo mismo,  el otorgamiento de créditos en base a las participaciones no les elimina la posibilidad de ser  sumamente vulnerable y riesgoso otorgar créditos con ellas como garantía, aumentando ese riesgo según estén  por arriba del porcentaje que se fijara.

Debe registrarse que si toda la deuda se contempla al largo plazo, digamos a 20 años, lo que sucederá es que en algún momento, si no se les controla,  se llegará al porcentaje que se hubiera establecido y tenderán a saturar  también el endeudamiento de largo plazo, como resultado de que el del corto y mediano plazo ya lo hubieran agotado, no les sirvió ni para el arranque, y así seguirán seguramente, hasta saturar la capacidad de pago señalada a 20 años, que como porcentaje de sus recursos  propios mas participaciones puedan destinar al pago de sus deudas. 

Y cuando así suceda, pobres de aquellos a los que les toque gobernar ya sin posibilidad ninguna de crédito,  pues  el porcentaje al largo plazo igual lo habrán agotado. 

Contrario a lo que se quiera hacer ver, el endeudamiento no es ningún instrumento para el crecimiento, no debe ser considerado así, pues es un complemento de recursos que en un momento dado hacen falta, pero para los cuales, cuando se es productivo  se tienen los recursos para pagarlo, lo que no sucede con las Entidades Federativas, por su limitante de no ser entes productivos más que en una pequeña proporción, que es en todo caso a la cual debe restringírseles su capacidad  de endeudarse. 

Hasta el último día de Febrero todo iba bien para su fuerte regulación y control, hasta que al subsecretario de ingresos de SHCP, Miguel Messmacher, en la Comisión del Senado, se le ocurrió pedir no satanizar la deuda de los estados, y bueno, habría que ver hacia dónde va a conducir su planteamiento. 

Por lo pronto, el endeudamiento de las entidades federativas representa el 3% del PIB a 2012.

A cómo va, se estima que pueda representar el  6% del PIB en 2016

Representan prácticamente el 50% de la deuda de los organismos y empresas sujetos a  control presupuestal.

Significan alrededor del 50% de la deuda del FOBAPROA- IPAB.

Actualmente  representan alrededor  del 40% del total de los recursos que se les transfieren vía participaciones,  aportaciones, y subsidios (1.3bdp)  en el  Presupuesto de Egresos de la Federación para 2013.

Ojo, mucho ojo, pues su adeudo de 435MMDP representa ya más del 100% de las participaciones, no aportaciones, asignadas a las entidades federativas, de 427MMDP para 2013, lo cual implicaría que, en principio, considerándolo globalmente, los endeudamientos en base a las participaciones  para este ejercicio ya no procederían para ninguna Entidad Federativa.

La Deuda de los Estados, 435MMDP, véase bien,  es mayor, así es, mayor  a las pérdidas recaudatorias que se tienen por bienes y servicios exentos y de  Tasa Cero en IVA, ingresos exentos por salarios de ISR, IEPS y subsidio para el empleo, que  son del orden de los 400MMDP, para lo cual está en camino la Reforma Hacendaria, de gran importancia para el gobierno actual, para que en cambio,- siendo la Deuda de las Entidades Federativas de significancia si no mayor al menos igual,-  aparentemente se le esté viendo  en estos momentos ya no con la importancia  en las repercusiones negativas que puede tener  poco más adelante para Población y Gobierno su no reglamentación.

No es posible pues que ese problema continúe creciendo. El Congreso-Gobierno tiene la decisión, y ojalá que, tomando en cuenta sus montos de endeudamiento total, establezcan ya una proporción, un porcentaje, sobre recursos propios mas participaciones al cual se ajusten, y que lo que decidan sea para bien de los que lleguen a gobernar, y de la Población en general.


ECONOMISTA, ITAM, MAESTRÍA, NEW SCHOOL FOR SOCIAL RESEARCH, N.Y., PREMIO DE ECONOMÍA, CDE; DESEMPEÑÓ EN: SECRETARÍA DE HACIENDA Y CRÉDITO PÚBLICO; SECRETARÍA DE PROGRAMACIÓN Y PRESUPUESTO; SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA; SECRETARÍA DE SALUD; SECRETARÍA DE DESARROLLO URBANO-DESARROLLO SOCIAL; EXCONSEJERO BANCA NACIONAL Y PRIVADA;  EXCANDIDATO DIPUTADO FEDERAL PLURINOMINAL; EXPRESIDENTE  FUNDACIÓN  COLOSIO SINALOA; ACTUALMENTE CONTRALOR  INTERNO  SEPyC.